Cuentos Tontos

Esas historias que se te ocurren de repente, cuando pasa a tu lado un viejo con una boina de aquellas, o cuando se te sienta enfrente en el autobús una embarazada con esa cara mezcla de alegría, suficiencia y sufrimiento. Esas.

21.3.06

Gris

Lluvia fina.

Los adoquines, ya casi destrozados por el tiempo y el tonelaje del tráfico rodado que soportan, brillan entre charcos. Es de las poquitas calles adoquinadas que quedan en la ciudad, y no durará mucho. Ya se ha perdido aquello de Simon y Garfunkel : narrow streets of cobblestone. Hace mucho que no quedan calles adoquinadas, incluso aquel parche delante del Museo del Prado que tanto le costó defender al viejo profesor, porque aportaba autenticidad al entorno más turístico de la ciudad.
Ruido de tacones. Tacones finos, de esos que aparecen en las fantasías de los fetichistas; de esos que sólo se ven en las pelis porno y en las pasarelas rojas de los grandes festivales.

Las farolas destilan gotas más gordas que tienen su propio chop al caer al charquito entre adoquines, y te salpican los zapatos y los bajos de los pantalones más que la propia lluvia, que tampoco es tal. Es más como calabobos, o como orbayo que dirían los celtas. Esa lluvia tonta y molesta que no sirve para nada y que sólo mancha y perturba.

Los tacones se acercan: el ruidito desacompasado por las irregularidades del adoquinado hace eco en la curva del arco sobre la calle de la derecha. No son de un solo par: al menos tres pares de tacones resuenan sobre el granito sucio y astillado. Lo raro es que no se oye nada más que los tacones: no hay charla, no hay risas... ni siquiera conversaciones en voz baja: tres mujeres caminando deprisa bajo una lluvia estúpida por una zona degradada del centro histórico de la ciudad. De lo que fue el centro histórico alguna vez: ahora ya sólo es una zona degradada, sucia y hedionda, en la que quedan apenas cuatro garitos con pretensiones de autenticidad, tiendas de "chinos" de las que abren a todas horas y venden absolutamente de todo, y adoquines.

Ahora ya se ven las sombras alargadas, saliendo bajo el arco de la calle estrecha: hay una farola en la fachada, en el mismo ángulo, que resalta más las sombras en ambos tramos de la calle empinada: no puede decirse que ilumine. El taconeo sigue acercándose.

Los vestidos que se recortan contra la luz mortecina y amarilla parecen acompañar esa idea fetichista de los tacones: minifaldas, transparencias, bolsos ridículos (para llevar, ¿qué?), y, sobre todo, silencio.

Las tres chicas siguen sin hablar: andan, con pasos casi marciales, casi acompasados, excepto que no se puede acompasar el paso con zapatos de tacón en un enlosado tan desparejo, tan lleno de charquitos estrechos pero profundos.

Una de ellas pierde el ritmo momentáneamente: va mas despacio mientras rebusca en su bolsito. Parece mentira que tenga que rebuscar tanto en algo de un tamaño tan reducido. Consigue encontrar un clínex y lo usa para limpiar unas gafas también minúsculas. Lleva un vestido rosado, que trasluce la farola de la esquina y muestra sus larguísimas piernas. Probablemente el top también lleve transparencias, pero no se distingue a esta luz. Es rubia, no se aprecian bien sus facciones. Las otras dos no se dan cuenta de que se ha quedado atrás, o al menos no giran la vista. Siguen sin hablar.

Ya han cruzado por delante de nosotros y ahora suben las escalerillas a la izquierda. Los tacones resuenan de forma algo diferente, pero el ritmo no ha cambiado mucho, sobre todo ahora que la del clínex ya se ha incorporado al grupo. No se oye nada más.

La lluvia tonta sigue alimentando los charquitos del empedrado y los chop, chop de los goterones que se condensan en los forjados de los faroles continúan su canción.
Los tacones se pierden en la distancia, con sus últimos clicks reberverando en las calles estrechas.

El óvalo amarillo de luz de la farola de la esquina sólo emite brillitos de las gotas.

1 Cosas:

At 10:19, Anonymous Anónimo ha dicho...

Qué bien. Qué bien. Cómo me gusta que me sigas sorprendiendo...
Y cómo me sigues sorprendiendo....

 

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